Editorial: Me cuenta un amigo que trabaja en la administración del Estado y que conoce por su cargo los protocolos de las plantillas públicas de todas las dependencias oficiales, que en agosto el 59% al 69% de las personas que nos atienden están de vacaciones. Me desvela que si se trata de la clase política el porcentaje sube al casi el 80% y hasta el 88%. Solo quedan los denominados servicios mínimos. Excepto las personas que trabajan en lo fundamental, sanitarios, policías, emergencias, sectores sensibles. El tinglado político nos cuesta cada año, y subiendo, entorno a los 25.000 millones de euros (según el sabio economista José María Gay de Liébana).

El presidente del Gobierno, casi todos sus Ministros, los subsecretarios, todo tipo de cargos de confianza, los cuadros intermedios, asesores, etc. Autonomías, Diputaciones, Consell, Ayuntamientos, Parlamentos, Congreso, Senado. Todo cerrado a cal y canto. Sánchez se va a Canarias y luego al Parque Natural de Doñana. Comentan las lenguas viperinas que a la familia les asustan mucho los mosquitos. Se han protegido con excelentes mosquiteras a razón de un gasto de 8.000 euros, bien protegidas las ventanas y puertas.

Hay una pandemia catastrófica, demencial, que aumenta día a jornada los infectados y contagiadas. El rebrote y los casos se multiplican gravemente, hasta el extremo que Atención Primaria está desbordada y los hospitales comienzan a recibir enfermos graves y las UCIS también. En Baleares en una sola jornada el pasado lunes 128 nuevos casos y eso que estamos libres del Coronavirus (COVID-19). Mientras pasa esto las televisiones solo hablan de Juan Carlos I. El despliegue es sin precedentes. Opinan cientos de contertulios en todas las franjas y horarios.

Han dado órdenes de que no decaiga. Al menos tiene que durar los próximos 15 días. Entre tertulia y conversación, ponen varios minutos después del tiempo, la pandemia y sus consecuencias, y otra vez al tema de la República o Monarquía. Ayer el presidente con esa risa que delata la mentira, ya conocida, aseguraba que no sabia nada del paradero de Juan Carlos. Paradójico, él personalmente y sus fieles del PSOE, ignorando por completo a Unidas/Podemos han llevado las negociaciones, hasta el extremo de imponer a la Casa Real todos los pormenores, protocolos, destino y séquito.

Resulta en definitiva volviendo al principio (sobre las vacaciones) que los servidores públicos en medio de la Tercera Guerra Mundial, se escaquean y dejan a las tropas con el drama mayúsculo del Virus y montan un circo mediático para entretener al personal. Ya no salen por la Tele los sanitarios, los Hospitales, la UCI, las historia de las familias afectadas, las residencias, la denominada primera línea. Todo ha quedado tapado por la sábana de la censura. Como en la época de los mejores caciques, las repúblicas bananeras, las democracias sin solidez ni rigor. Que pena, el país de los Reinos de Taifas y de Pepe Gotera y Otilio se supera cada día con expresiones propias del adefesio.

En las próximas semanas se cerrarán muchos hoteles, industrias, empresas de toda índole, quiebras de sociedades, suspensión de pagos de comercios, se apuntarán al ERTE sin fondos decenas de miles de autónomos y trabajadores. Habrá despidos, todo tipo de cartelería con se traspasa, vende, alquila. Se apagará la luz para muchas personas y lo que te rondaré morena. Sin embargo quienes llevan el timón de este barco a la deriva están tan panchos disfrutando de unas merecidas vacaciones (según ellos), además pagadas. Ver para creer. En casos excepcionales hasta que no llegue la vacuna o tratamientos de éxito, pensaba que había tregua en el placer.

Pienso que habría que sacar a concurso público la gestión del Congreso, las autonomías, Ayuntamientos, Diputaciones, Consell, Cabildos, Senado y adjudicar los servicios a empresas privadas. Con lo que pagamos de impuestos no nos debería faltar de nada. Los funcionarios de carrera que lleven la administración oficial y la segunda firma preceptiva. No veo el problema, cerró todo varios meses y seguimos como si nada. Todo en su sitio. Paz y normalidad.

Luego llegaron la Casta y comenzó el ruido, las incongruencias, el caos, la anormalidad, las peleas, las dos Españas, los pendencieros, los hinchas de cada lado, las galerías, las cavernas. Lo siento mucho ir con el paso cambiado pero me preocupa más las personas que están en cuarentena y sin trabajo, que otras que no podrán gastarse nunca su fortuna y otros que tendrán paga vitalicia. Rafael Gabaldón San Miguel.