Editorial: He madrugado este lunes del 23 de marzo de 2020, nace un bonito día claro y con un sol con color al fuego de horno de pan. Hay que aprovechar el tiempo no se puede perder ni un segundo, estoy decidido a dejar la pereza en un rincón. Dicen los expertos que esta semana será muy difícil. Habrá que preparase para lo peor. A mal tiempo buena cara decían nuestros antepasados, aquellos que libraron grandes acontecimientos, necesidades y muchos encierros.

Si vienen mal dadas debemos hacer los protocolos con impecable rigor, no es tan difícil lavarse las manos siempre que sea necesario a conciencia y guardar la distancia y salir lo menos posible a la calle. Son tareas que para otros las quisieran, aquellos que les ha tocado estar en primera línea, decenas de profesiones que guardan nuestras espaldas mientras el virus será noqueado. A esas profesiones mi aplauso hasta que mis manos pierdan el sonido.

Se anunció ayer que quienes hayan comenzado a tener problemas en las despensas serán ayudados que estén tranquilos en sus casas. Los Ayuntamientos asumirán este control en primera línea con el apoyo del ejército, el gobierno y las instituciones insulares y autonómicas y por supuesto esas ONGs que siempre han mantenido el pulso del día a día y conocen cada puerta de aquellos que no podrán hacer cola en los supermercados. Esos que no pueden pagarse el Estado de Alarma ya conocen que nuestra solidaridad puede perpetuarse mientras sea necesario.

Cuando se trata de cosas muy serias y que afectan a la vida de todos este país ha demostrado que tiene la inteligencia suficiente para estar cada uno en su sitio, hay pocas excepciones. Ahora que no es momento de ocios ni de despilfarros, ahora que el mundo se ha parado, que nadie dude se cubrirá la denominada economía de guerra de todos y cada uno de aquellos vecinos que lo demanden. Tenemos mucho tiempo para mirar a nuestro alrededor y saber las carencias de nuestro municipio.

No es momento de enfados ni mucho menos de gritos y lágrimas, miedos y tempestades, las brigadas municipales y sociales han comenzado a tomar nota de quienes llaman por teléfono y advierten que no podrán aguantar más tiempo. La orden es clara nos quedamos en casa todos, menos aquellos que además de su trabajo para la colectividad deben esquivar los millones de virus que acechan por todos los rincones. Cubiertas las necesidades del plato, no hay excusa, las horas pasan para todos igual, los 47 millones.

Nunca antes todos somos tan importantes por igual en un proyecto vital, ese presupuesto humano debe establecerse como referencia y sentencia, si alguien cae al suelo en la fila nos caemos todos. Llegarán malas noticias esta semana y seguro que nuestra tristeza hará que millones de corazones sufran y padezcan. Pero los días siguientes recogeremos la cosecha de la misión cumplida. Es doloroso que muchos nos quedemos en el camino, pero nos jugamos que la gran inmensidad del planeta gane esta guerra.

Sigo de cerca todas las informaciones que genera mi pueblo, la comarca, el país, Europa, los continentes, el planeta. Conozco el vértigo de los datos y la denominada cuesta de los 30 días, me la han contado en primera persona ciudadanos de aquí que viven en China, en el mismo centro donde nació el embrión de esta pandemia.

Dicen que los Chinos lo copian todo y que a veces lo hacen mejor que el original, ahora nos toca al revés, ellos tienen el bloc y el diario de esta dura experiencia, copiemos a los Chinos, ellos se han encontrado con cada uno de los problemas que nos anuncian las autoridades sanitarias y las instituciones. Hasta la victoria, no es tan difícil, aunque sea doloroso. Rafael Gabaldón San Miguel. 

Nos comunican que hay un nuevo fallecido en Baleares, el décimo. Se trata de un señor de 85 años que estaba en la UCI de un Hospital de Palma. La presidenta informa que tienen todo listo para atender a ciudadanos/as graves y las UCIS necesarias en caso de aumento de pacientes.