Rafael Nadal sigue con su puesta a punto para llegar en plenitud de condiciones a la segunda semana del Open de Australia, que es donde realmente se decide todo. El manacorí con un cuadro amable en las dos primeras rondas, ha pasado el segundo examen procedente de Sudamérica con más problemas de los previstos.

Si el martes acabó con la resistencia del boliviano Hugo Dellien, esta jueves hizo lo propio ante Federico Delbonis por 6-3, 7-6(4) y 6-1. El culpable de que Argentina tenga una Copa Davis en su palmarés, ya que ganó en 2016 el punto decisivo con Ivo Karlovic, jugó de tú a tú contra el mejor tenista del planeta.

Delbonis, 76 de las listas ATP, había sumado 10 juegos en los tres precedentes con el manacorí. Hoy sumó los mismos. Por primera vez de noche y con luz artificial en la Rod Laver Arena, Nadal tardó casi más en perder el segundo juego que en anotarse la manga inicial.

Una estadística sí resultaba preocupante y era la de pelotas de 'break' convertidas, 1/18, en el ecuador de la segunda manga. El peculiar saque del jugador natural de Azul inquietaba poco y asombraba menos por sus formas, pero igualó por momentos la confrontación.

Tantas oportunidades perdidas provocaron que Rafa estuviera a dos puntos de ceder el segundo set en el décimo juego. A la hora y 46 minutos, el primer favorito del cuadro hizo un mal gesto con uno de sus pies. Sonaron todas las alarmas pero no necesitó de la presencia del fisioterapeuta. El 'tie break' le daría la tranquilidad que tanto andaba buscando.

Adorable Nadal: le da un pelotazo a una niña recopelotas y lo arregla con un beso. Los tiros empezaron a fluir más y mejor para el campeón de 19 grandes en la tercera manga. Por fin rompía de nuevo el servicio de su adversario. El duelo fratricida entre Nadal y Pablo Carreño, verdugo de Peter Gojowczyk, asegura la presencia de un miembro de la 'Armada' en octavos. Rafa, de momento, sigue con paso firme. Eso sí se ha dejado 4 horas y 32 minutos.

El balear de Manacor se encuentra a tres triunfos de asegurar el cetro mundial a la conclusión del Abierto con independencia de lo que haga Novak Djokovic, su más inmediato perseguir y vigente campeón en la capital de Victoria. Escrito por Joan Solsona.